sábado, 28 de febrero de 2015

ESPECISMO







El especismo es hacer diferencias según la especie de que se trate.

En Europa, los perros son animales que viven haciendo compañía a la especie humana. Muchos humanos los tratan con cariño y respeto. Muchos otros, no.

En China, los perros son animales de granja, se los comen. No son tratados ni con cariño ni con respeto.

En Europa, vacas, ovejas, cerdos y el resto de animales de granja, se crían para ser comidos. No son tratados ni con cariño ni con respeto.

Según de qué cultura se trate, pertenecer a la especie de los cánidos significa vivir para ser comido, así como son comidos los cerdos o las vacas. En la India, las vacas no pueden ser comidas. Hay que alimentarlas porque para los hindúes, son sagradas.

Existe mucha documentación que muestra que otras especies, además de algunos individuos de la especie humana, son capaces de sentir compasión y ayudar a otros individuos aunque no sean de su misma especie.



¿Realmente, por pertenecer a la especie humana, tenemos derecho a abusar de otros seres vivos?

La industria ganadera, además de ser la más contaminante del planeta (porque para alimentar a los millones de cabezas de ganado necesita utilizar permanentemente las tierras de cultivo, y en el proceso de hacerlas aptas para el consumo utiliza mucha energía y produce muchos deshechos tóxicos) contrata a -generalmente hombres- que manifiestan una evidente necesidad de ser crueles y que no están dotados de una mínima sensibilidad.

Temple Grandin, mujer autista pero muy inteligente, ha sido la primera y única que ha sido capaz de estudiar el comportamiento del ganado y comprender las emociones que padecen en el matadero. La primera que creo pasillos apropiados para contener esas emociones hasta llegar al momento de ser matado y que propició que muriera sin dolor. En Norteamérica. A mediados del siglo XX. Con casi nula influencia para extender esta manera indolora y exenta de angustia de matar a las vacas.

¿Por qué?

Por especismo. Porque sólo son vacas idiotas que no hacen lo que queremos (nosotros, los matarifes).






Esta imagen del monito, a cualquier persona con un nivel de sensibilidad y compasión apropiado, le resulta repugnante. Un ser pequeño, indefenso (bueno tiene dientes) ¿es necesario que sea tratado con esta violencia? Y más cuándo da dinero por hacer las conductas que le enseñas a base de palo y hambre.

¿Te has preguntado alguna vez si eres especista?

Hazlo ahora, reflexiona.